sábado, 3 de abril de 2010

Melodía silenciosa


Te veo, sin remordimientos lo deseo;
una mirada no es suficiente
pero es lo que insita mi mente.
Deleitarte, pecar, tocarte cada anhelo.

¡Mírala! Imponiéndose...
Tiene celos de que también me veas a mí
por eso, la puta sale de allí
de noche, inclusive en día... ¿Vigilándome?

Perfecto, el azar juega a nuestro favor.
Imperfecto, no sólo yo los congelo
ni es mío el maldito desvelo...
Pero es cierto, somos presas del temor.

¡Canta! ¡Canta más alto, déjate llevar!
¡Que la maldita del cielo me envidie!
¡Que mis ojos sean tu perdición!
Y que no exista más, alguna redención,
cuando en mis sueños te asfixie.

Me pierdo... ¿Sabes cuánto me pierdo?
-No- ¡Cantaré a tu lado fúnebres silencios!
Colmillos extasiados y sedientos,
aullidos gimiendo que no entiendo.

La sangre encendida se mancha de gala,
las nubes se visten delirantes;
enfermizas me ven, huyen ignorantes...
¡Púdranse! Esta es sólo la antesala.

¿Saciaremos nuestra sed insana
o te aceleran los sucios espectadores?
Ven a mí, adentremos los dolores.
Luz apagada, sábanas mojadas... Inhumana.

-Sí- ¡Nos hemos saciado de horrores!

Deseo inevitable


Mi mente despierta de deseo
y mis dedos a tu cuerpo rastrean,
el miedo se deshace si te veo,
tus labios insaciables me desean.

Intentas ocultarlo en tu mirada
pero no puedes con mi melodía,
te susurro al oído y cautivada
se llena tu rencor de algarabía.

No hablo, te recorro con mi lengua
y sin pensarlo te dejas llevar,
despacio, te mentí, acabó la tregua...
De mí, nadie te va a salvar.

Muerdo tu espacio, tu simiente.
Saboreo tus virtudes y defectos.
Me excito más si tu ser miente
cuando los instantes conmigo son perfectos.

Sangre, saliva, locura... -Te has dejado-
Momentos ocultos que te acusan
mi cuerpo de ti, se ha salpicado
tu lívido y mi ser ya no se excusan.

Retándome, seguimos otra ronda,
en tus claros ojos ya se delató...
Deseas comerme como anaconda
junto al orgasmo que en nosotras explotó.

Sudor impúdico, vicios obsesivos...
No querías caer y ahora es tarde.
Otro instante de delirios corrosivos
que no probaste antes por cobarde.

Lamentos


Coseré mi boca con alambre simbiótico,
púas llenas de basura caducada,
en el momento preciso en que mis ojos
se enrojecen por el exceso de pudor,
mintiéndole a mi cuerpo, retando al dolor…

Todo para recordar un paraíso inexistente,
una vida que se deshace en estigmas;
llena de contrariedades, de sin sentidos,
llorándole a la luna que ya no escucha,
perdiendo velozmente, esta inmaculada lucha.

Degollaré cada centímetro de mis venas
en colgados recuerdos que se apagan,
sueños que nunca han existido en mi mente,
combinando cielos amorfos… Degradados,
trayendo prejuicios y extremos inesperados...

Para aclamar a los Dioses extintos de la gente
e idolatrar mis pulmones acalambrados
con drogas de esperanzas, falsedades y mentiras,
que de mi vientre podrido han nacido…
Absurda alimaña que mi ser ha conocido.

Quizás así irrumpa en los sueños del insomne
y cautive a la dama muerta en vida,
utilizando cuchillos afilados que desgarran pieles
pero que no sirven para despedazar los sentimientos,
con el fin de acabar, sin pena… Mis lamentos.

Impulso reprimido


Podía sentirlo, era un placer incontenible, una sensación que no podría explicar. El olor inundaba cada uno de mis sentidos y podría percibir como cada parte de mi cuerpo se iba extasiando de placer, me sentía como aquel niño que va por primera vez a un parque de diversiones y se sube al carrusel… Mi vista estaba siendo deleitada con una belleza inigualable, que ni el gran Picasso hubiese logrado reflejar tanto sentimiento y tanta belleza en alguna de sus obras.

Esto era sublime, el crujir de cada partícula en combustión, la fuerza que se extendía poco a poco por todo el lugar demostrándole al mundo lo que puede hacer, lo que nosotros podemos hacer; el mayor descubrimiento, tan inutilizado, que jamás entenderían tal sensación al ver como el cielo se va cubriendo de gris, mientras las nubes se esconden para darle paso a la negrura de su debut.

Lo veía y me regocijaba en un éxtasis que no podía comparar con nada más, mi corazón jugueteaba con cada uno de mis órganos, mientras que mis manos, reflejaban la culpabilidad sin culpa, “la grandeza del poder”, y mi cara dibujaba una sonrisa entre inocente y siniestra, inhalando profundamente cada rastro que mi creación dejaba en el ambiente mientras se paseaba invitando todo a su alrededor a unirse a su festín. Pero nada puede ser perfecto aunque lo sea y ya venían ellos a dañar mi perfección, aquellos que no entendían nada de la vida y que sólo buscaban su absurdo porvenir.

Los observaba correr, buscando destruir la belleza y majestuosidad de mi obra, causando puñaladas leves a mi enamorado corazón… Ellos luchaban a muerte por ganar esta batalla, sólo verlo, era como imaginar que le dibujaban una sonrisa a la famosa “Mona Lisa”, cuando precisamente su extraña expresión era lo que la gente admiraba, lo que su creador quería mostrar, más que nada. Mi mirada se tornaba rencorosa hacia aquellos que no podían entender mis sentimientos, pero lamentablemente mi cuerpo estaba atado como en muchas otras situaciones (no podría salvar a nadie más que a mí), sin embargo, los aires de autosuficiencia regresaron cuando recordé la eternidad de mi creación, un poder que jamás se extingue completamente, un hijo que nace y puede crecer de forma incontenible destruyendo todo a su paso, causando una excedente destrucción... Un hijo que quizás detendrían esta vez, pero que yo, podría revivir.

Mi sonrisa regresaba al ver como muchos lloraban y otros estaban preocupados porque no podían detenerlo, esta era sin duda la mayor experiencia de todas, la más grande y la que había experimentado, una que había liberado como nunca, todo mi ser. La satisfacción interior era tanta, que no la podía ocultar, mientras ellos voleaban a verme preocupados por mi reacción tan diferente, moviendo sus pupilas por cada parte de mi cuerpo examinando si era locura mi devoción, perturbados por ser diferentes a mí. A mi lado, unas personas que mantenían su llanto a viva voz y su esperanza cabizbaja, me miraban con extrañez y un odio que claramente podía divisar.

Notablemente les molestaba mi sonrisa, les molestaba que yo estuviera en mi mejor momento, les molestaba que al fin yo hubiese cambiado de parecer conforme a todo y haya dejado mis emociones volar como nunca lo había echo, no necesitaban hablar para saber que no estaban de acuerdo con que, en ese momento, yo fuera feliz. Y yo, no necesitaba emitir palabra alguna para demostrarles que a pesar de mi “cariño” hacia ellos, esto era algo que superaba toda expectativa, todo límite, algo que desbordaba toda mi pasión…

En eso, mis pensamientos son interrumpidos por una voz que me dice seria, llorosa y preocupadamente:
-¿De qué demonios te ríes?
¿Acaso no comprendes que nos quedamos desahuciados?
¡Que se incendió nuestro hogar!-

Simplemente dejé de ver su rostro y volví a enfocarme en aquella voracidad del fuego provocado, sabía que ellos no podrían entenderme, aunque no entendía la razón… Simplemente volví a sumergir mis pensamientos en aquel balde de fantasías delirantes que me producía el calor del rojo y humeante atardecer.

Destrucción natural


Pude ver el miedo en sus caras…
Desprevenida, yo, degustando
un evento que los hacía correr
-eso me estaba extasiando-
entre las escaleras lejanas,
había mucho que temer.

Lágrimas en sus miserables ojos
esperando nuestro único destino,
sabiendo que no había salida.
Oraciones alejando demonios
-vacilante resignado clandestino-
que se escapaba con su vida.

Los veía, sin moverme, sin sonreír,
sin temor y con locura absuelta…
Correr y correr… ¿A dónde correr?
No había escapatoria, sólo sucumbir;
aceptar el final, existencia obsoleta.
Ni yo escaparía, lo podía prever.

Ya no podía percibir el miedo,
mi propia carne ahora paralizada
se rendía ante el dolor mortal…
Destrucción, comunión y credo.
Yacía con ellos, amordazada
en este triste y pautado final.

Presagio


“Cuando se encuentren
con la luna a luz del día,
al momento que se toquen
nuestro fin comenzará.”


Pasajes retrospectivos,
futuro que se aproxima,
el día que en osadía
de su fruto hizo testigos.

Destrucción y el gran final...
Conmovidas sin razones,
infernales sensaciones
prohibidas en lo normal.

Atracción oblicua y cutre,
podredumbre que asesina;
miradas que se avecinan
mientras se limpia la mugre.

Sin remordimiento se acercan
mortíferas a tocarse,
sin saber que con rozarse
harán que monstruos emerjan....

Lágrimas bajo la luna
desgarrando un corazón,
se miran y sin razón
el día vuelve a su cuna;

tentación se desvanece
y en sus rostros tan sufridos
la esperanza de dormidos,
sin piedad allí fenece.

“Cuando se encuentren
con la luna a luz del día,
al momento que se toquen
nuestro fin comenzará.”

Cuando


Cuando las aves sangrantes entonen melodías
y el Sol se oculte antes del atardecer;
cuando mis heridas sean banales, obstruidas
mientras mi canto se dispersa al oscurecer;

cuando mis ojos lloren ácido y denigren horizontes
junto a los perdidos afectos de antagónica salida,
cuando estas manos se derritan entre brotes
con la falsedad de la pútrida saliva…

Cuando las paredes rechinen en conjunto
para atormentar a mi alma desesperada y sucia,
en el momento adecuado en que mi mundo
se dispersa entre cicatrices, con gusanos sin astucia.

Es en ese momento, cuando las sales me destrozan,
cuando mi piel se derrite deliberadamente
mientras mis propios colmillos me rozan
y sin piedad, se aceleran los fusiles en mi mente…

Es cuando detonará el gatillo obstaculizado por grasas,
acabando por fin con mi agónica idiosincrasia
mientras penetra con fuerza, en alabanza,
mis entrañas llenas de humo y de estúpidas fragancias.

¿Moriré? A veces dudo que exista ese milagro.
Mientras… Me transformo abruptamente, odiándome,
creyendo que mi condena ha terminado,
sabiendo que aún me quedan mierdas esperándome

y que, sólo cuando decida acabar con mi ceguera,
conseguiré encontrar algo de mi degradada alma…
Lanzándome al vacío, entre rosas en la hoguera,
que marchitas me aceleran e inútil me desarman.

Cauce Natural


Somos parásitos consumidos
atragantados de fe y esperanzas,
de una inmaculada idiota
que a nuestros pies descansa.

Un triste soplo del viento
reprimido en el sucio dormido,
acabose de lo que no ha existido
y un sinfín de situaciones excitantes.

Somos la risa confusa y tenue
donde no descansan las almas,
perdiendo todo sentido,
mas, aún, se mantiene la llama
que causa la destrucción.

-¿Nos exterminarás?- Pregunté.
Por ser parte del vacío-
-Deseo volver a ser- Contestó
¡O si no, me habré extinguido!
Cuando habrá los ojos… Mañana.

Golpes, furia, no es más que mentiras,
no le importa que sigamos allí.
Asquerosos seres insignificantes,
sólo pretende revivir.

Pero… Lamentablemente,
para que la vida (su vida), florezca,
muchos de nosotros… Dejaremos de existir.

Tiembla ahora, sonido aturdido
mientras yo cato ante mí ser,
que se alejará cada vez más,
de esta realidad desperdiciada.

Y en la nota de una obra magistral
mientras replica que: –Ya es hora-
corro cuando lloran, polvo y agua unidos
proyección astral en la aurora…
Con anhelos reprimidos.

Y todo regresa de nuevo…
A su cauce Natural.

Sombras absurdas


Tenue se encaminan las sombras,
vagando por la mascarada disuelta.
Se reúnen descaradas y obsoletas
esperando el día que no llegará.

Sus orígenes se extinguen,
calladas visualizan su funeral;
están cansadas de tanto gritar
para que nadie escuche.

Imitan al moribundo, al avivado,
al soñador, al que ama, al que odia;
Imitan al furor que se desborda
de quien cree alcanzar la felicidad.

Pobres sombras, sin luz no viven
y sin la oscuridad no se proyectan.
No están entre nosotros, lo intentan;
se muestran pero sólo son “nada”.

Caminarán sin tener pies,
respirarán sin pulmones,
amarán sin un corazón,
vivirán sin una razón…

Danzan ahora siguiendo el ritmo,
abandonando las preguntas.
No hay más opción y ante la luna
cantan su distorsionada canción.

Saciando deseos


Ojos ansiosos bombean deseo
mientras los labios deleitan aquel rumor,
caricias algo inocentes, miente el desvelo;
la mente se droga infame, -borremos el temor-

Agitada la sangre se eleva
cuando las garras dejan de gemir
y entre sábanas, ocultas se conservan
las manos inquietas que quieren salir.

Un beso subliminal pauta el comienzo,
abstracto mensaje acatado que al fin actúa;
los cuerpos se consumen sin tropiezo,
las lenguas delictivas se acentúan.

Cegada, ultrajada… Luna indignada,
suspiros elocuentes destruyendo complicaciones.
Deleitantes mordiscos… Voz amarrada
junto al sueño que derrama sensaciones.

No vivos


Nunca vi la miseria tan cerca, tan llena de osadía ante nuestros errores, esperando que el tiempo la ayude con su cruel plan de hacernos desistir. Mi mundo es diferente al de ustedes, aquí todo es horrible y lleno de basura, mis huesos rechinan por el dolor y el calor me asfixia cada día sólo para recordarme que, si no cubro completamente mi cuerpo y lo soporto, me quemaré viva.

Ustedes nunca sabrán lo que es una lucha por conseguir algo de comida. La sombra se ha vuelto exclusiva para los que se mantienen en pie, luchando contra los carroñeros seres de este planeta, no sólo los pocos animales carnívoros que sobrevivieron, sino también los animales a los que una vez llamamos humanidad. El tesoro más preciado es comerciado muy poco porque los mismos que lo obtienen, lo necesitan para vivir y cualquiera hace lo que sea sólo por un dedal… Tan así, que ese es el pago que se recibe ahora por los servicios prestados, es el precio de tu vida, es el motivo de tu lucha; vives para encontrarlo y lo encuentras para vivir.

He visto muchas personas que realizan todo tipo de experimentos que le permitan reciclarlo, crearlo o que sé yo, pero es algo imposible. Mientras tanto, veo a los demás matándose para poderlo obtener. ¿Será que algún día aprenderán? Hasta aquí nos han llevado sus salvajes e irresponsables actitudes, lo saben, lo siguen haciendo… En vez de buscar la forma de salvarse en unidad, se matan por su egoísmo y caen nuevamente a ese ciclo que los has traído aquí.

¡Maldigo el día en que nací! Lo peor es que conocí lo poco que quedaba del mundo ahora destruido y, ya que no existe nada más que polvo, desesperación, dolor y resignación… Anhelo que todo sea como alguna vez lo viví. Quizás de no haberlo visto no lo extrañaría tanto haciendo más llevadera toda esta ranciedad, pero no pude elegir mi destino así como pudieron ustedes, quienes ahora lo desperdician también.

Sí, he soñado con romper las barreras del tiempo y del espacio, pero parece que es otra de las cosas más deseadas que el ser humano jamás podrá lograr. Juro que si tuviera una oportunidad iría a recuperarlo como pudiera, quizás una manera radical que arriesgara mi… ¿V ida?, ¡Esto no es vida! Es la miseria más absurda que se puede experimentar en cualquier época del universo. No me da miedo ir a su mundo y decirles los absurdos que son, decirles que terminarán en lo que yo he nacido, se convertirán en lo que yo me he convertido y perecerán como yo estoy apunto de perecer… Trabajé mucho, mucho tiempo por esta pequeña botella del gran tesoro al que todos e incluso ustedes le llaman “Agua”. Lamentablemente, ya no es una opción repartirlo ni siquiera a cambio de la esclavitud misma o de cualquier otro bien que antes, era lo principal.

Cierro los ojos e imagino, visualizo un paisaje lleno de vida como aquél de mi hermosa juventud. Admiro a quienes se esforzaron en cuidarlo, sintiendo al mismo tiempo, siento lástima por ellos pues no sirvió de nada porque siempre la mayoría gana… ¡La mayoría es escoria! Ustedes, viven en un mundo de ilusiones y falsedades, dedicándose a cosas que no les servirán. Estudian, trabajan, pasan los 365 días del año haciendo todo por ese maldito papel, que, para nosotros no es más que un pasado irreconocible manchado de asquerosidad; basan la vida en materialismos, delincuencia, vanidades, incluyendo al mundo que no les ha dado más que bondad, un mundo que están disfrutando al máximo mientras que nosotros…. No sabemos que más hacer para vivir en él.

Supongo que me toca sonreír. Las noches son ahora más largas y los días son más cortos… Ya un día no tiene 24 horas, sólo 12, por lo que los años pasan con gran velocidad. En su mundo tendría unos 22 pero en el mío tengo unos 44, ya ni sé; mi cuerpo está degastado y frágil, además me baño con algo extraño que inventó la sociedad cuando no podía soportar su propia peste, algo que va destrozando mi piel, sólo alejando el olor… El olor a podredumbre, a cuerpos descompuestos de no vivos. ¡Los zombis existen ahora! Somos nosotros, delirando ante el sol efusivo que no nos tiene piedad, por un poco de agua; ya que la carne sobra ante nuestro asimilado canibalismo debido a los cuerpos que cada día cubren, mayor espacio en cada área de esta maldita creación.

El último trago. Trabajaba más de 10 horas diarias por tener un vaso de agua cada dos días… ¡¡Y lo único que me queda es un último maldito trago!! ¿Pero acaso ustedes pueden entenderlo? ¡¿Acaso pueden imaginarlo!?... ¡No! ¡Ustedes van por este camino y ni se preocupan! Es que… Gracias a ustedes yo estoy aquí, así, delirando mientras veo el cielo nublado por el humo de los constantes incendios, por la contaminación; gracias a ustedes mi vida ha sido el infierno que se inventaron nuestros antepasados en su absurda cabeza, en vez de centrarse en lo que debían… Y, gracias a ustedes esta noche, sin poder ver las estrellas que ya se han extinto ante la simple vista de nuestros débiles ojos, sin poder ver la luna que antes era mi adoración, ni sentir la brisa que me cobijaba en las noches; gracias a su maldita inconsciencia… A mis veintidós años… Moriré.

Hadas vanidosas


Hadas de sí, hicieron hechizo
junto a la cordura muerta de la magia,
sacrificaron con sus alas, su esperanza;
desapareciendo esa pureza en la ignorancia.
-Pacto satánico y mestizo-

Lloran hadas descoloridas, agonizantes.
Dieron el alma, por ser un tiempo más bellas.
Se dan cuenta que fue un error insano,
no hay bien que con mal no venga,
igual llegarán los gusanos y les abrirán las puertas.

Banalidad desbordada,
tristeza desorientada…
Entregándolo todo,
quedándose sin nada.

¡Qué miserables esas curiosas!
Si creyeron en falsas promesas,
Satanás siempre hace trampa…
Nunca pierde las apuestas
y al final, la eternidad las torna presas.

Hadas no lloren, ¡Idiotas!
Asuman su realidad provocada,
ansias absurdas de conquistar un cielo
que ahora se cae, como ellas asfixiadas.

Grises, tristes, resignadas… Y al final serán olvidadas.

Acaben con mi agonía


Ódienme, témanme…
Háganme parte de la mezquindad.
Entreténganme, escóndanme;
considérenme pura maldad.

Que mis lágrimas los enloquezca
y mi sangre les ayude a vivir,
sacrifíquenme aunque perezca
olvidando mi existir;

destrocen mis venas, mi carne,
cumpliendo la maldición.
Juro no rogarles ni quejarme
aun cuando sienta desesperación.

Aniquílenme sin piedad, sin miedo.
Prometo amarrar mis muñecas,
mis ojos partiré junto al credo
de la inmundicia en las metas.

No quiero vivir… ¡Sacrilegio!
Ni soportar sus punzantes torturas…
Desentonando cada arpegio,
buscando en mis heridas las curas.

Sientan que soy lo peor,
considérenme su perdida avaricia;
pero acabemos con este dolor,
protagonista que mi ser… Desquicia.

Dragones en el cielo



Al poniente,
emergen fieros Dragones
forrando de rojo el cielo,
anulando las razones
-maldiciendo al demente-
junto al sonar de un chelo.

Lugares distintos,
mirada dispersa y volátil,
ráfaga de sueños extintos.
Humanidad, mente frágil…

Mariposas encendidas
volando en humedad,
consolación sin muerte
que asfixia la falsedad,
entre cortinas dormidas
irrespetando la suerte.

Iluminada por ojos cerrados
vaga nuestra alma descalza,
guerra de un Dios apagado
cuando la fuerza no alcanza…

Dejan de surcar el cielo
al instante corrosivo
de un anhelo que nos miente,
aquel fiel daño nocivo
culpando al viril desvelo,
con un deseo silente.

Nos acercamos en lejanía,
dispersando sensaciones
y reina la noche en el día,
ocultando a los Dragones.

Apocalipsis mental


Estaba allí sentada, esperando, pensando, deseando… Nadie quería aceptarlo, pero yo sabía que era hora del fin. Aún así, tal como ellos lo hacían, yo estaba como en un día normal, sentada en el muro que está subiendo las escaleras de una pequeña plaza ubicada al oeste de la ciudad, viendo a las personas fingir que no sentían temor aún cuando las plagas estaban sobre sus cabezas y las aves huían en parvadas buscando sobrevivir. Los veía detenidamente y justo cuando me acomodé estirándome, apoyando ambas mano en el muro de manera que quedara casi acostada… Sucedió. Miré hacia arriba en cuanto me di cuenta de que el sol se había ido y comenzaba a reinar la oscuridad, para entender que el proceso ya había comenzado y los relámpagos junto a los rayos luchaban en el cielo para saber quién era el mejor, el más poderoso, el más letal, el ganador, aquel que ahora había bajado para tocar la tierra cubierta de asfalto, haciendo correr a aquellos que desearon e intentaron que este fuese un día normal.

Yo no me movía, sólo estaba disfrutando del paisaje que (obviando el miedo), era realmente hermoso, un fenómeno en el que la Naturaleza mostraba todo su esplendor y su poder. De pronto veo mis pensamientos interrumpidos por un temblor que me lleva a bajar la mirada del cielo para encontrar el suelo cercano moviéndose y dividiéndose en dos, escuchando los gritos de quienes corren por sus vidas sin comprender que “No importa donde vayan porque no escaparán”. Lava salía del suelo como el agua de aquella fuente antes situada a unos metros del muro donde yo me encontraba, una fuente que ahora yacía en el subsuelo mientras que mi lugar de descanso actual, comenzaba a rodarse hacia otro lado y sin embargo, yo me mantenía en la misma posición evitando caer en desespero. En pocos segundos, los edificios se encontraban en llamas y muchos muertos eran dejados atrás por aquellos conocidos y desconocidos que pretendían simplemente luchar por sus vidas. Los terribles aullidos desesperados de otros a los que los había alcanzado una roca, el fuego, un relámpago o alguno de los vidrios y pedazos de metal provenientes de algún lado que viajaban a toda velocidad; eran la música de fondo.

Yo, los miraba con compasión… No porque sabía que iban (íbamos) a morir, sino porque muchos nunca apreciaron realmente su vida y ahora era tarde, tanto así que no eran capaces de apreciar su majestuosa muerte, aquella que les era brindada por la misma que les permitió nacer, crecer y reproducirse; la misma contra la que atentaron, a la que casi destruyeron y aquella que ahora les estaba devolviendo el favor; la gran madre, la poderosa, la sublime y hermosa… Naturaleza. Esbocé una sonrisa justo para darme cuenta como el calor comenzaba a penetrar poco a poco cada fibra de mi piel y el dolor que crecía a cada segundo, me iba quemando de una manera tan insoportable, que mis pensamientos ahora se centraban en una cola cosa… ¡El deseo de morir!

Hasta ese instante, no me había percatado que el fuego que estaba a mi alrededor, ahora se encontraba rodeando cada uno de mis sentidos, mientras que una explosión se oía cerca de mi y al voltear a mis espaldas, encuentro una combinación de objetos dispuestos a terminar con mi vida que fallan por un milímetro de distancia, todo eso en el instante en que estoy rodando sobre el muro desesperadamente por el ardor, concentrándome en deshacerme de tan cruel sensación, aun sabiendo que es algo imposible. Pero no sólo era eso, ya no se escuchaban los gritos de la gente que luchaba por escapar o de los que agonizaban; solamente se apreciaban los sonidos de la Décima Sinfonía de la destrucción y a mi alrededor, todo se concentraba en mí, el último rastro de humanidad existente en varios kilómetros a mi alrededor.

Por un momento mi agonía era el único sonido perceptible por mis sentidos así como lo único palpable por mi piel, pero luego, los jueces infalibles de la naturaleza decidieron acabar con mi sufrir.

Un rayo, las filosas y mortales armas causadas de otra explosión de algún edificio o construcción echa por los mismos que ahora se encontraban entre los escombros, el viento que comenzaba a transformarse en huracán mientras la lluvia empezaba a descender con una ferocidad nunca antes vista, la lava que se abría paso sin dificultad alguna y la tierra que bailaba alguna canción de Death Metal justo bajo mis pies. Todo venía hacia mí y sabía que era cuestión de segundos para dejar de pensar, de sentir, para morir… Así que cerré los ojos resignadamente y simplemente dejé una lágrima caer al tiempo en que se apagaban todos mis gritos agónicos y ensordecedores de dolor en mi interior, para esperar el contundente “adiós”.

Estaba allí sentada, esperando, pesando, deseando… Que ese día se cumplieran mis fantasías y asimilar el final que algún día llegará, a mí y a todos los que transitan por esas calles creyéndose inmortales, aquél final que justo en este momento, igual lo veía presentarse, pero esta vez, con la patética pero poderosa… Autodestrucción.

Tiempo maldito


Imaginación, imaginación…. ¡Destrucción!
Me produces esa sensación delatora.
Música plasmada, lírica acusatoria;
luces purpuras, culpa moratoria.
Parpados cansados, crítica solución.

Suena el reloj... Doce, una, dos, tres…
La muerte se acerca a mis latidos,
mareos, desventuras; mis sentidos
se desvelan y van siendo destruidos.
Ojeras en mi rostro a causa del estrés.

Cambios omitidos desembocándose,
deseos reprimidos que se alejan
rogando incesante, me protejan;
suplicando ser… ¿Se me asemejan?
Pero las horas van alejándose.

Vuelta, regreso, suplicio, progreso;
vicios eliminados, llegando de nuevo…
A veces me pregunto si me muevo
dudando si camino o me elevo.
Sé que al pasar las cuatro no regreso.

Suplicio y ansiedades me consienten;
tú, imperante, me hipnotizas…
Rayando con tu piel y con las tizas
la piel que sin imaginarlo, erizas.
Rasga mi reloj, las horas mienten.

Medusa y su reflejo


Vi mi mano evaporarse,
-humo negro desprendía-
en eso la veo acercarse,
mirándome encendida
y fue allí cuando supe
que sería un día irreal.

Nos acomodamos velozmente,
sus garras sobre mi pecho
destrozando rápidamente
mi ropa junto a mis huesos,
disfrutándome ágilmente
con su lengua inmoral.

Bípeda y resbalosa,
bajaba por mi ombligo.
Venenosa y deliciosa
-esta piel es un delirio-
y sus cabellos de serpiente,
se devoraban con los míos.

En eso veo que lo más bello
que posee son los ojos,
de un cristalino destello
y una inocencia sin fondo…
Tan hipnotizantes que no noto,
lo que sucede con mi ser.

Queda de mí, sólo piedra
y una lágrima vuelta trizas,
amarrada a una condena
pues al mirarme te hechizas…
Entendiendo por qué mi vida
…Hasta el fin fue en soledad.

Esquizofrenia


Me siento perdida,
aturdida;
veo las lágrimas desangradas
y mi respiración disminuir.

Cierros los ojos,
esos fantasmas aparecen
y esa sombra siniestra
me persigue por doquier.

-Calma, calma, estarás bien-

¿Pueden olerlo?
La locura aproximándose…
Y el mundo hace un trasbordo,
todo se empieza a mover.

El pecho se aprisiona
y voy contando los pasos.
Miedo, no… Maldad, no
¿qué es? No, no es nada.

-Silencio... Sólo escucha-

Gritos en mi cabeza,
se van rompiendo mis sentidos.
Una ola desbordándose,
vasos rompiéndose…

Y al ver el espejo
mis ojos se diluyen silenciosos
en un ácido metafórico,
lastimando de verdad.

-Es hora, disfrútalo-

Ojos cegados,
gotas de plumas sólidas
y un pálpito cada vez mayor...
Un ruido que aturde.

Caigo al suelo,
no sé nada más de mí
¿dónde estoy, que fui?
Mis manos rasguñan mi piel.

-Todo es mental, ¿Lo ves?-

Eterno baile nocturno


Tomentosa angustia punzante,
diferencia que me hace irreal
desvaneciendo retratos amargos,
-las apariencias, las virtudes-
destrozando a mi huída mortal.

Recuadros de colores pasean
por mis pasos llenos de traición.
Insomnios desvanecidos, sonrisas,
desvelos provocados por la ansiedad
y un sentimiento de coacción.

Extrañez entre gustos comunes,
dejadez para no caer al abismo,
inundando las manos con sangre…
Limpiando la bondad de mi alma,
creando más de un espejismo.

Un baile de media noche sin pasos
-cordura dispersa en los muros-
acabando obras de arte absurdas,
hablando con letras retorcidas,
soñando despierta, sin apuros.

Llanto deprimente y recíproco,
eternización desmembrada y banal;
lamentos, sonrisas, trivialidades…
Gnosis inconsciente e intuitiva,
noches silentes, de una triste inmortal.

viernes, 2 de abril de 2010

Hoy


¡Hoy moriremos!
El tiempo se borrará
en nuestros rostros sucumbidos
y la naturaleza en su asilo,
que no regresará.

Hoy viajaremos
lejos de lo conocido,
por obligación nos iremos
y jamás regresaremos
a lo que hemos vivido.

Hoy será el día insano
donde muchos llorarán,
por estar deseando en vano
que lleguemos de la mano
por lo que ellos, sentirán.

Hoy será el pasado,
el presente y el futuro;
hoy a nuestro costado
pegado junto al muro…
Estarán nuestros versos – ¡seguro!-
diciendo que ha terminado.

Y en el último escrito
que en la lápida se encuentre,
encontraremos conscripto
un serio y cruel veredicto…
De que estuvimos dementes.

Siete Pecados


Placer incontenible
nos depara la Lujuria,
ansias, desesperación y furia.
(Adicción indetenible)

Enseguida actúa ella,
la gran Gula destructora;
el exceso a cada hora,
tu ser perdido en la estela.

Canciones de odio puro
por la Avaricia mundana…
Quererlo todo, profana
la caridad y el decoro.

Acabando con tu vida,
se mantiene la Pereza;
desterrando toda fuerza
de tu cuerpo sin salida…

Desembocando esa Ira
-pura autodestrucción-
siendo la bondad mentira,
trayendo la perdición.

Obstinante la Envidia impura,
nunca obtener lo deseado;
matando y hasta robando
para no encontrarle cura.

Sólo el peor nos falta,
¡la fuente de los nombrados!
La Soberbia y sus estragos
que tu infierno al fin resalta.

7Siete son tu destrucción…
¿Más de dos? ¡Una osadía!
Por eso es que cada día
aumenta mi maldición.”

Muñeca Barbie


En el estante sonriendo
está la Barbie Arco Iris
esperando ser comprada
por una niña feliz.

Sus accesorios brillantes,
su belleza incomparable.
¡Todas se pelean por una
con su casa de jardín!

Siempre con los ojos fijos,
firme en su plasticidad
está la Barbie jugando
con su boca carmesí.

Pero nadie se ha preguntado
sobre el sentir de esta Barbie
quién al apagarse la luz
se le escuchará sufrir;

nadie nunca ha pensado
que detrás de esa sonrisa,
la vida le pasa deprisa
y sólo anhela morir…

Ni todos sus accesorios,
su casa, sus complementos,
acaban el sufrimiento
de ser un plástico gris,

que al pasar de los años,
ya nada habrá obtenido,
¡Pobre Barbie Arco Iris,
de la locura aprendiz!

Al final de cuentas
algún día crecen las niñas,
siempre se crean más Barbies
y a la basura tendrá que ir.


Perderme en tus ojos


Si me pierdo en tus ojos…
El mar es quien nada en mí,
el cielo se vuelve hermoso,
mi alma está feliz;

las canciones gritan tu nombre,
las aves cantan a mi oído,
siento que todo corre
más allá de lo prohibido;

mi guitarra se toca sola
al son de tu melodía,
mi piel mantiene su aroma
y la brisa me cobija.

Si me pierdo en tus ojos…
Me encuentro a mí misma
porque ellos son mi apoyo
y en la oscuridad…
Mi prisma.

Incitante perdición

















Todas las noches sueña
y sus sueños son malditos,
de su alma ya no es dueña
sólo espera un veredicto
de quién se la llevará.

No hay calor en su piel
sólo docenas de gusanos,
la música se torna cruel
cuando rechazan su mano.

Cuervos sobre su techo
esperando a la expectativa
y su estómago deshecho
por vomitarle a la vida,
atada a la soledad…

Así es ella en el espejo,
así es ella al caminar,
así no es ella a lo lejos
cuando me incita a pecar.

-Esa máscara te sienta bien,
¡Oh tentación sin bondad!-

Sin reflejo en el espejo



Lo miro fijamente,
le doy la vuelva y regreso,
un descuido inocente,
un extraño suceso.

Vi historias que en momentos
he dejado olvidadas,
evitando los lamentos
por sentirme abandonada

y la arena despiadada
del tiempo sin un camino,
hoy no me ha devuelto nada,
he quedado en el olvido;

sueños y desafíos
deshechos ante mis ojos
y el murmullo sin regocijo
de un muerto, corazón roto.

Ya no miro fijamente
buscando lo ineluctable,
es obvio que estoy inerte
por el tiempo inexorable.

Pobre de aquel que perplejo
cometa este mismo error
e intente hallar su reflejo
si al morir perdió la razón.

Drama de un Vals


Te miro bajar por las escaleras del salón,
elegancia es nuestra marca en esta rara ocasión;
extiendo mi brazo para tu mano agarrar,
es hora del vals comenzar a bailar.

Te tomo de la cintura, tu otro brazo sobre mí,
imitas mis movimientos y te veo sonreír;
la música omnipresente es lo que nos guía
y el veneno de nuestras almas fructifica la agonía.

Disfrutamos el momento y tras la oscuridad
en nuestros ojos se refleja la pútrida maldad.
En nuestras manos están las armas para destruirnos
así como una vez nos atrevimos a unirnos.

Cruzamos las miradas llenas de conmoción
-cuando acabe ésta pieza comenzaremos la acción-
venenosas, elocuentes, inhóspitas, dementes,
corroídas y silentes… ¡El amor llega con la muerte!

Se presenta el final de la pieza y te hago girar,
se despierta nuestro instinto, nos tenemos que matar.
Bailando grácilmente te acercas con el cuchillo
y en mi danza una estaca al son del estribillo,

un abrazo, otro giro, la melodía va a terminar,
te acerco al suelo, te miro y dejamos de bailar.
La sangre se desliza por el salón antes gris
-adiós- escucho entre dientes -mi gran emperatriz-

Caigo inmediatamente soltándote de mis brazos
mientras te acercas rápidamente y besas mis labios.
Diviso mi estaca en el suelo y tu cuchillo en mi pecho,
mi alma se va alejando, mi cuerpo queda en tu lecho…

Sonrío por última vez acariciando tu cara
y esta unión enfermiza se transforma en drama,
lágrimas caen de tus ojos y te intento consolar
-era la única forma de nuestro amor perpetuar
-

El silencio se hace agobiante… Desaparece el dolor
…Mi corazón se detiene y por fin siento tu amor.


Cuando una Rosa llora

Si ves una rosa llorar,
no la consueles…
Pues sus lágrimas son
el amanecer de una mirada

y si el tiempo se detiene
en cada uno de sus pétalos,
tu corazón se perderá
con sus espinas desahuciadas.

Y cuando la veas marchitar
no sientas lástima o tristeza alguna
pues no hay nada mejor para ella
que creerse bella hasta el final.

¿Y qué?



¿Y qué?
¿Qué sucede si caigo
en tus labios otra vez?
No veo el futuro
solamente el presente,
aquel donde te deseo
a más no poder.

¿Cuál es el problema
con que lo grite?
Y deje que destroces
cada parte de mi ser,
con tus gotas de amor
manchadas de indiferencia
derramadas en el mantel.

¿Sientes miedo
o sientes deseo?
No veo el problema…
Sólo veo tus bellos ojos,
que ruegan furiosos
un poco de mi piel
y lo que quieras poseer.

¿Y qué?

¿Cuál es el problema?

Si desde que te sueño
te propuse mi alma.
Desde que te tengo
te entregué mi vida.
Y desde que me cegaste
destruí, mi amado pincel.

lunes, 4 de enero de 2010

Debes aprender



Te hice llorar
y no me arrepiento
pues sé que esas lágrimas
te harán crecer;

no es sólo desear
todo lo que ahnelas,
también a luchar
debes aprender.

Reposa a lo lejos
deja de llorar,
despidete ahora
y vuelve a soñar.

Impulsiva bipolar


Que estás bien y ahora mal,
que te quieren, que te odian,
que todo el mundo te agobia
y no quieres continuar.

Que si olvidas o recuerdas,
que estás loca o estás cuerda,
que conmigo no concuerdas
pero me quieres de verdad.

Antagónica y confusa,
bipolar e impulsiva,
no me importa como sigas
pues no te pienso dejar.

Estresante infantilismo
que nos lleva al abismo,
mi sentimiento será el mismo
mientras me quieras amar.

El disparo



Mis dedos van delatándome con su parálisis mental,
el sudor se desliza lentamente por mi cuerpo
y mi corazón se acelera cual tambor en fiestas;
la excitación está comenzando a tomar de mí el control
sin miedos y sin amor, pienso que soy inmortal.

La mirada fría de mis ojos enviste determinación
controlando sin pudor el suave temblor de mis piernas,
fallar no es una opción aunque mi mente se inmuta
ahora veré si resulta, toda mi preparación.

Respiración agitada que voy calmando,
las manos firmes que se van relajando,
cierros mis ojos, la saco del bolsillo
rápidamente me volteo para sentir el estruendo,
de reojo veo mis anillos y sin duda lo comprendo.

Mucha sangre se derrama derrapándome en su color
siento la cabeza dar vueltas y comienzo a desmayar,
lo veo a él caer a mi frente sin aceptar lo sucedido,
luego cae ella de mi mano y me domina el dolor.

Igualados al final, el depredador y la presa,
prometí que ésta vez me arriesgaría a ganar,
quizás no es lo que logré pero tampoco he perdido
siempre es mejor intentar antes de verse indefensa.

Sus luces se van apagando, las mías también;
nuestras armas contarán la historia de lo que fue
un ladrón que encontró alguien que no se dejo robar,
pues con miedo a la muerte no podía continuar.

La Princesa sin cuento de Hadas



Había una vez… Comienzo trillado,
no funciona en una historia
que empieza en su final.

Triste princesa abandonada
por su amado príncipe azul,
fue plantada en su boda.
Está destrozada y sin luz.

¿Qué acaso no habría
un "felices para siempre"?
¿Y en su lecho quedaría
la esencia de su amor?

Llora la hermosa princesa,
humedeciendo su vestido de blanca nieves,
y sus zapatillas de cenicienta,
no recuperarán su razón.

Muerto está su corazón,
no entiende el motivo
de que aquél, su salvador,
la dejase en el olvido.

Ya no llora la princesa,
se ha vuelto de cristal,
rota ha sido su inocencia
éste sí es, un cuento real.

Nuestro amor caducado



Las palabras se han desgastado
de tanto pronunciarlas
y la pasión se marchitó
por el exceso de calor.

La luz que nos iluminaba
ahora yace apagada,
se han quemado los focos,
de tanto que ésta se usó.

El cielo se torna gris
y el humo de nuestros cuerpos,
de infinito rozarse
se incendiaron de placer.

Ya el cansancio acabó
con lo que un día comenzamos,
de elevado el entusiasmo,
en rutina se volvió.

¡Oh, aquellas madrugadas!
¡Oh, aquellos sentimientos!
Te juro que lo lamento...
Pero este amor, caducó.