viernes, 4 de julio de 2008

Vuelve



Estoy triste.
Llevo estos últimos tres días pensando en ti,
buscándote en las calles, por doquier…
Preguntándole a las personas si te han visto,
asustada y desesperada,
por si no te vuelvo a ver.

Mi cordura se agota poco a poco,
solo pienso en oír tu voz,
las noches se me hacen largas…
Te necesito y no se donde estás,
no tengo nada sin ti a mi lado;
¡vuelve! Que siento temor.

Me salvaste de la oscuridad en la que estaba,
sentí tus brazos calmando mi ser…
Disipaste las tinieblas,
el dolor que me rodeaba,
pero ahora te has desaparecido como si nada;
desgarrando poco a poco,
las entrañas del ayer...

¡Vuelve por favor!
O solo dime donde estás.
Van cuatro y cinco días…
No puedo con esta agonía,
por lo menos dime que me dejaste,
pero no desaparezcas
así como así;
sin más ni más.

Me preocupo por ti y por nuestro amor;
solo deseo que estés bien,
solo anhelo tenerte a mi lado,
volver a disfrutar tu olor
y tus besos tan anhelados…

Ojala no pasen mas días,
o se agotará mi poca cordura,
perderé todo esperándote, buscándote…
Descubriendo que lo bueno tarda mucho
Y cuando llega…
No dura.

Odio




¿Qué miras?
Dime porque te acercas tanto a mí,
impregnando tu putrefacto olor a muerte
en mi cobertor de sangre,
asfixiándome por ti…

Y al ponerse el sol, agotándose la luz,
tu sombra me abraza y repugna,
tu huella imborrable me marca,
dejando atrás muchas tumbas,
de corazones destrozados.

Escucharte me atormenta,
ese desgarrador sonido del infierno
que consume la luz de mi alma,
ser oscuro que roba la calma
y de hacer daño me tentas…

Eres la misma muerte,
eres la misma destrucción…
Gracias a ti muchos sobreviven,
otros pagan el precio,
muchos de ellos, por la traición.

Destruyendo la vida del enemigo
y del que te uso para tener valor.
Convirtiéndote en el negro vino,
de los condenados e ingenuos,
servidores del dolor.

No eres amigo de nadie,
lo e vivido en carne propia.
¡Malditos aquellos que te usan!
¡Maldita yo por ser otra!

Lo absurdo y podrido del asunto,
que me hace arrancarme las venas,
es que siento por ti lo mismo que eres
aquello con lo que muchos sueñan…

¡Te odio maldito odio!
¡Mismísimo infierno terrenal!
Por tu culpa vi voltearse la moneda,
la vi en mi contra jugar…
Y por tu mismo juego perverso,
con Satanás voy a llegar.

Carta al amor de mi vida




Querido amor de mi vida:

Espero que estés muy bien,
aunque se que con quién estás,
no te llena, no te hace feliz…
es más, se que nunca lo hará
y eso lo sabes también.

Tus problemas, tus niñerías,
espero, las soporte y comprenda
y que sus consejos aunque sea,
sirvan para limpiarse la cara
y luego volver a llorar,
pues, aconsejarte como yo,
no logrará jamás.

También deseo que sus besos,
por lo menos sean algo buenos,
pues de llenarte como los míos
eso yo… No lo creo.
Como tampoco creo que al abrazarte
te sientas en paz con el mundo
y mucho menos que al tocarte
te lleve a lo más profundo.

Por último quiero que tu mente
deje de recordarme…
Que cuando estés en su cama,
dejes de pensarme. Porque créeme…
El saber que me imaginas,
cuando hacen algo juntos,
se me hace y no es por nada,
demasiado denigrante.

Post Data:

Todo lo aquí dicho,
sé que te hará llorar…
Y no es porque yo adivino, que sé todo eso,
es porque es exactamente lo mismo,
lo mismo que yo siento.
Y sin embargo no seré yo…
Quién sentirá remordimiento,
aunque sufra día a día,
por este cruel y doloroso…
Amor que aun por ti, siento.