viernes, 2 de abril de 2010

Incitante perdición

















Todas las noches sueña
y sus sueños son malditos,
de su alma ya no es dueña
sólo espera un veredicto
de quién se la llevará.

No hay calor en su piel
sólo docenas de gusanos,
la música se torna cruel
cuando rechazan su mano.

Cuervos sobre su techo
esperando a la expectativa
y su estómago deshecho
por vomitarle a la vida,
atada a la soledad…

Así es ella en el espejo,
así es ella al caminar,
así no es ella a lo lejos
cuando me incita a pecar.

-Esa máscara te sienta bien,
¡Oh tentación sin bondad!-

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