Ódienme, témanme…
Háganme parte de la mezquindad.
Entreténganme, escóndanme;
considérenme pura maldad.
Que mis lágrimas los enloquezca
y mi sangre les ayude a vivir,
sacrifíquenme aunque perezca
olvidando mi existir;
destrocen mis venas, mi carne,
cumpliendo la maldición.
Juro no rogarles ni quejarme
aun cuando sienta desesperación.
Aniquílenme sin piedad, sin miedo.
Prometo amarrar mis muñecas,
mis ojos partiré junto al credo
de la inmundicia en las metas.
No quiero vivir… ¡Sacrilegio!
Ni soportar sus punzantes torturas…
Desentonando cada arpegio,
buscando en mis heridas las curas.
Sientan que soy lo peor,
considérenme su perdida avaricia;
pero acabemos con este dolor,
protagonista que mi ser… Desquicia.
sábado, 3 de abril de 2010
Acaben con mi agonía
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