sábado, 22 de agosto de 2009

La Diosa y el Vampiro



Una extraña sensación de sentimientos confundidos,

una unión que se creía imposible de lograr,

pero nada es imposible, excitante es lo prohibido,

así sean las consecuencias, de un dolor irreal.


Diosa del cielo que terminaste en la tierra,

me dejaste bajarte al infierno y sentirte tan normal.

Yo, un simple Vampiro, sediento sin fronteras

y tu carne y tu piel, que me dejaste saborear.


Mis colmillos disfrutaron el placer de morder

a una Diosa que por una noche, se dejó poseer;

el despecho por tu Dios, mi mirada hipnotizante,

unas palabras bonitas y un olor tan delirante

que te sentiste en el cielo y te dejaste llevar,

pero ese fuego que te quemaba, era algo infernal…

Entonces me recordaste todo lo maldito

pero también lo que una vez creí que era bendito.


Tanta pasión desencadenada junto al dolor y las ganas,

esas ganas de matar, que se cruzan por mi mente,

poseyéndote en tu juego de manera indecente;

no sé que es lo que buscabas

pero fue algo que yo, no te podría dar…

Porque un vampiro y una diosa jamás se pueden amar,

pues mi placer es en la sangre y el tuyo en un mortal.

Loca noche de pasión, de temor y de lujuria

un Vampiro que obtuvo a una Diosa y su locura,

gran final inconcebible,

una absurda devoción,

tú sin cuerpo y yo sin alma… Ninguno con corazón.




Mi infierno




Maldita putrefacción de seres infernales,

no soporto esto, sólo quiero huir de aquí.

Se ve claramente, la peste en el suelo destruido

y los gusanos descomponiendo cadáveres por doquier

mientras el olor de la sangre empeora,

aumentando mi maldad y mis ganas de correr.


Tengo sed, pero ya no soy humana,

me he convertido en un asqueroso ser infernal,

es un ardor en mi garganta, cual ron añejo,

con ganas de destrozar, hasta a mi propio reflejo.


¿Qué me mirarán aquellos? Me pregunto…

¿Acaso se creen muy diferentes a mí?

Pero si estamos en la misma pocilga,

debe ser porque ellos, también pertenecen aquí.


¡No somos diferentes! ¿O sí?


Mis uñas se han vuelto garras, en mis manos destrozadas

y el dolor cada vez mas intenso, me da ganas de morir;

no pediré ayuda pues no la conseguiré,

el placer de verme sufriendo, no se los daré.


No recuerdo como fue que llegué a este lugar,

sólo sé que me deje llevar por el sufrimiento;

ahora sólo me quisiera marchar

pero ya es tarde para arrepentimientos…


Creí en el amor, en la verdad y en la amistad,

ofrecí mi corazón, mi comprensión y mi bondad:

me sacrifique por los demás, di todo lo que tenía

y ahora miren lo que soy ¿no es acaso una ironía?


Dar todo lo que tuve me transformo en este ser,

me trajo a este lugar donde voy a perecer;

un lugar en la tierra, un mundo paralelo,

mi infierno personal, que una vez usé de cielo.


Y este horrible y asqueroso hueco

que me produce esta intoxicante sensación,

está situado nada más y nada menos

que en mi casi muerto corazón,

junto con aquellos seres que me miran…

mi infelicidad y mi razón,

sintiendo de mi absurda vida, simplemente compasión.