Imaginación, imaginación…. ¡Destrucción!
Me produces esa sensación delatora.
Música plasmada, lírica acusatoria;
luces purpuras, culpa moratoria.
Parpados cansados, crítica solución.
Suena el reloj... Doce, una, dos, tres…
La muerte se acerca a mis latidos,
mareos, desventuras; mis sentidos
se desvelan y van siendo destruidos.
Ojeras en mi rostro a causa del estrés.
Cambios omitidos desembocándose,
deseos reprimidos que se alejan
rogando incesante, me protejan;
suplicando ser… ¿Se me asemejan?
Pero las horas van alejándose.
Vuelta, regreso, suplicio, progreso;
vicios eliminados, llegando de nuevo…
A veces me pregunto si me muevo
dudando si camino o me elevo.
Sé que al pasar las cuatro no regreso.
Suplicio y ansiedades me consienten;
tú, imperante, me hipnotizas…
Rayando con tu piel y con las tizas
la piel que sin imaginarlo, erizas.
Rasga mi reloj, las horas mienten.
sábado, 3 de abril de 2010
Tiempo maldito
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