Historia de una fallida amistad

Aun recuerdo ese día mágico, pude ver en tus ojos la misma tristeza y soledad que observaba al ver los míos en el espejo, pude sentir el desierto y la oscuridad de tu alma, esa conexión mágica que de pronto llegó a las dos el primer día y se fue extendiendo con el paso del tiempo, creando así cada vez más, una amistad única, una amistad que nunca antes había tenido, no había experimentado igual.

Contigo hice cosas que nunca había hecho, era increíble tal conexión que en poco tiempo eras como una hermana para mi y yo para ti, me dijiste cosas tan bellas que no podría olvidarlas y no olvidaré jamás la noche aquella tan especial donde vimos el cielo, las estrellas, las nubes... fue tan increíble pues estábamos separadas por una gran distancia, comunicadas solo por el teléfono y nuestra voz, pero veíamos exactamente al mismo lugar, observábamos el mismo punto y divisábamos la misma figura formada por la belleza de las nubes y en ese momento me sentía feliz, junto a ti aunque en realidad no estuvieras.

Recuerdo también muchas promesas, muchos juramentos; hasta ahora creo que yo aún los cumplo, aún doy lo mejor de mi y, de todos mis errores reprimidos y mis fracasos, aquella vez sentía que todo sería distinto. Pasaron los meses y era una amistad como nunca, me sentí especial por una vez en mi vida, después de tanto sufrimiento conocer a alguien que pensara como yo, que me entendiera y a quién yo entendía más aún, era como agua fresca después de dos días de sed en el desierto.

Pero todo lo que empieza se termina y la vida no es como en cuentos que siempre hay un final feliz. Un día todo cambió, yo estaba dando más de lo que recibía y de pronto te alejaste, como aquel que se aleja de cualquier extraño a quien acaba de conocer. Me olvidaste y te volviste fría e indiferente conmigo. No te reprocho nada, pero no me pidas que te perdone, que te entienda. Me dijiste que te ayudé mucho pero creo que en lo único que te ayudé fue a destruirme y no es el hecho de que tu seas mala, todo lo contrario eres una de las mejores y mas lindas personas que hay en el mundo y aún te quiero demasiado, como la hermana que nunca tendré; el hecho es que yo siempre subo a otro nivel inexistente y de pronto alguien me baja a la realidad diciéndome que la amistad ya no se trata de eso, eso ya no existe, pues ahora la amistad es cualquier cosa que se desecha a la basura fácilmente cuando ya no podemos luchar por ella, por ser débiles o simplemente nos da igual.

Sé que todo esto ya lo sabes, es mas, aunque no lo creas no deseo repetírtelo y tampoco escribir esto para que lo leas, lo lea otra persona o te rías de mis estúpidos sentimientos y por más increíble aún que parezca, tampoco pienso restregarte en cara todo lo que me hiciste o lo que yo en mi mente absurda creo que me hiciste; me botaste como cualquier cosa pero oye: ¡Yo soy cualquier cosa! Vivías diciéndome que no pensará eso de mí, pero con lo que me han dicho desde el primer día de mi existencia y lo que todos me hacen pues, ¿cómo esperas que no lo haga?

Aún me dices que lo que dijiste no fue mentira y en realidad fueron reales esos sentimientos pero ya no puedo creerte, especialmente sin tener una razón real del porqué te alejaste así. Lo peor del asunto es que ahora eres tu quien me aconseja a mí con mis depresiones que cada vez se volvieron peores, además de darme los consejos que una vez yo te di a ti. Me dices que puedo hacerlo pues yo misma te lo enseñé, increíble que te enseñara tantas cosas que yo misma no puedo practicar y que una de ellas fuera solo pensar en ti misma para alcanzar la felicidad y poder así desecharme de esa forma.

Escribí esto para mí, como siempre escribo para canalizar mi dolor, firmado con lágrimas solamente, aunque muchas cosas que te he dicho las he firmado con sangre y no por ti pues aunque no lo creas no soy tan dramática, sino por todos aquellos recuerdos que se unen con todo mi dolor y me atormentan.
Por último, te repito que no pretendo molestarte con estas tonterías, de ahora en adelante no mencionaré más el tema, además tú no cambiarás por más que te diga y yo me quedaré ahogando mis penas, sola y constantemente deprimida una vez más, pero ahora tú continuarás con tu vida y yo con la mía y espero que de esa forma al fin seas feliz.

Aunque recuerde cada día eso que sentí y perdí y me duela como si hubiera sido un amor (para mi esto fue amor, amor de amistad, de familia, de algo que creí imposible y sucedió), aunque cada vez que te hable sueñe en vano que aquella magia regresará o que conseguiré una vida y dejaré de ser tan estúpida como tu misma me lo has dicho -o me lo has hecho entender-, aunque me la pase pensando por qué necesito amigos y para qué, como tú muy bien me estás siempre inculcando… Siempre te querré y ahora aunque estés tan cerca pero tan lejos, para mi seguirás siendo mi hermana y prometo que me tragaré mi absurdo dolor por esta absurda y fallida amistad.