viernes, 8 de mayo de 2009

Únete a mi


Niña, únete a mi en la muerte
mira que me he cansado de esta larga eternidad,
vamos no temas, yo se que quieres hacerlo,
tantos siglos vividos y nunca he sentido calor,
esto no fue más que un castigo, una maldición..

Pequeña, jamás te haría daño
pero a veces tenemos que decidir,
escoge tu destino, ¿cuanto más quieres vivir?
En cambio quédate conmigo, sólo necesitas morir
y luego encontrarás, a mi lado la eternidad.

Un baile aterrador, un cuento sin color,
la sangre brillará, en esta noche sin temor.
Aguanta la respiración, siente la devoción,
que te sólo te guíen mis pasos,
que sólo te guíe el amor,
porque después del dolor, llegará la felicidad.

Niña, únete a mi en la eternidad
a la que me han condenado los dioses,
por haber luchado por quién no lo merecía
y luego haber matado por lo que creía;
la vida es injusta a veces, pero yo acepté el castigo,
sin embargo el estar contigo ha sido mi bendición.

¿Se siente? Puedo evitar que te duela de más,
sólo deja que te bese, deja que te muerda,
cierra los ojos y sumérgete en la oscuridad;
porque después del fuego que justo ahora te destroza,
después de todo este suplicio…
Me tendrás para siempre y serás parte de mi.

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