jueves, 24 de septiembre de 2009

Instinto asesino


“La sangre corría por mis dedos destrozados
y fue en aquel momento que entendí que sucedió,
después de tanto odio, que en mi se había creado
por culpa de tu empeño de tener siempre el control”

Esa tarde, en aquel momento, después de un corto encuentro
te pedí que confesaras todo el mal que me habías hecho,
sin dudarlo lo admitiste y al mismo tiempo sonreíste;
mis ojos se llenaron de lágrimas, maldiciendo la situación
y tú, hipócritamente, estabas pidiéndome perdón.

Me dijiste que la vida trata de sobrevivencia,
no el más sabio… El más fuerte, quién actúa sin clemencia
y todo lo que hiciste (parte de tu demencia),
fue para lograr tus objetivos, sin pensar en las consecuencias.

Destruiste a mi familia, destruiste mi corazón,
jugaste con mis sentimientos, acabaste con mi razón;
sinceramente no entiendo existiendo tanta gente
a mí me tocó conocerte y caer en tu plan elocuente,
pero sabes que cuando la gente se enfrenta a la realidad
después de una mentira llena de hostilidad,
el cuerpo reacciona, el instinto se activa y en ese momento…
Me volví una asesina.
El odio cegó mis ojos y llenó mi cuerpo de fuerzas,
busqué enseguida algún arma (el hacha era perfecta),
pero me quedaba más cerca la ventana de cristal.

Te empujé y sin darte cuenta ya estabas a mi merced,
tomé enseguida un vidrio y encima de ti me lancé,
te moviste, ya era tarde… No tenías el control,
el empujón te había mareado y atravesé tu corazón;
fuertemente me empujaste pero el rencor me daba fuerzas,
luego otra puñalada, en tu cuello, en tus venas
y por ser el patio trasero, no había quién me detuviera.

Te oí gritando y llorando, suplicándome piedad
y te dije sonriendo –estoy llena de maldad-
ya sabías lo que se sentía que alguien se aprovechase de ti,
ahora al fin entendías el dolor que yo sentí
cuando me robaste la vida, las fuerzas de continuar;
cuando a costa de lo que me rodeaba, llenaste tu vanidad.

Tu agonizante y delicioso rostro, la adrenalina que me acogía,
puñalada tras puñalada, me pagabas lo que me debías
y aún así todavía te empeñaste en luchar
hasta que hubo un momento, en que dejaste de respirar
y de pronto yo despertaba del trance desenfrenado,
dándome cuenta en seguida, de que te había mutilado.

La sangre corría por mis dedos manchando todo el suelo
y de pronto yo gritaba – ¡Dios mío! ¿Qué cosa he hecho?-
Mientras volteaba para entender que alguien me observaba
y yo sumida en mi locura, nada que escuchaba
cuando ese insensato curioso a la policía llamaba,
la cual, llegó enseguida mientras yo apenas reaccionaba.

“Los humanos tenemos un instinto, como el del animal;
asesinos innatos.. Supervivencia primordial.
Ahora pago la condena por mi vida destrozada,
sin más llanto entre mis ojos (igual ya estaba acabada)
y ya no me quedaba más que el recuerdo mortal,
del día en que te hice trizas y desperté mi maldad.

Confieso, no me arrepiento, incluso lo disfruté,
desde entonces tengo esas ansias, de repetirlo otra vez,
quizás estando en la cárcel yo pudiese aprovechar;
de todos modos mi vida, te la llevaste sin más…
Y yo simplemente te cobré, la misma cantidad.”

2 comentarios:

Diana dijo...

Mi trini *-* haces magia cuando escribes, ojala un dia esto pase de ser parte de la web a estar en mis manos en un gran libro q seguro seria un best-seller.

te quiero muxo mee trini.

Trinity dijo...

Ashhh gracias mi Dianis!! Yo también te quiero y vale haré todo para que un día tegas algo escrito por mí en tus manos...

Tmbn te qiero muchote =)