miércoles, 18 de noviembre de 2009

Triste niña


Seré yo quien organice tú funeral,
aunque en otra época, hubiese organizado tú victoria,
pero no te preocupes, que estarás en mi corazón
y en mi memoria guardaré tu recuerdo,
mientras un rosa cae lento, en tu tumba desolada.

Sé que te hice llorar y que no soy ningún alma buena,
quizás esperaste reacciones que nunca prometí,
pero la vida es así, si haces mal las cosas, terminas mal
y la verdad, conmigo fue de esa manera,
ya no te hagas la victima y resígnate a vivir.

La soledad siempre te ha buscado, lo sé
y quizás sea por eso que no supiste amar,
lamentablemente la piedad, se vuelve la perdición,
por eso pedir perdón de nada te servirá.

Salúdame a Satanás, sé que él espera tu llegada
pero tranquila, te irás acompañada junto con mi cariño,
aunque probablemente, en un tiempo llegue mi ser
y tú te encargarás de mi recibimiento…
¿Te cobrarás todos mis males o jugarás a mi favor?
No me importa, porque yo sí admito, que soy de lo peor.

Triste niña, no has madurado y eso que lo intenté,
mil consejos te he dado, pero nunca me hiciste caso;
es triste pensar, que no logré hacerte reaccionar.
No me das lástima, ya no me produces nada,
tranquila, ahora si quieres, sí te puedes suicidar.

Una lápida sin nombre, un rostro desconocido,
un ángel que erró demasiado y de esa forma lo sufrirá;
aquí te esperaré sin flores, sin una lágrima en mis ojos
porque tomaste el mal camino y ahora lo pagarás.

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