viernes, 4 de julio de 2008

Odio




¿Qué miras?
Dime porque te acercas tanto a mí,
impregnando tu putrefacto olor a muerte
en mi cobertor de sangre,
asfixiándome por ti…

Y al ponerse el sol, agotándose la luz,
tu sombra me abraza y repugna,
tu huella imborrable me marca,
dejando atrás muchas tumbas,
de corazones destrozados.

Escucharte me atormenta,
ese desgarrador sonido del infierno
que consume la luz de mi alma,
ser oscuro que roba la calma
y de hacer daño me tentas…

Eres la misma muerte,
eres la misma destrucción…
Gracias a ti muchos sobreviven,
otros pagan el precio,
muchos de ellos, por la traición.

Destruyendo la vida del enemigo
y del que te uso para tener valor.
Convirtiéndote en el negro vino,
de los condenados e ingenuos,
servidores del dolor.

No eres amigo de nadie,
lo e vivido en carne propia.
¡Malditos aquellos que te usan!
¡Maldita yo por ser otra!

Lo absurdo y podrido del asunto,
que me hace arrancarme las venas,
es que siento por ti lo mismo que eres
aquello con lo que muchos sueñan…

¡Te odio maldito odio!
¡Mismísimo infierno terrenal!
Por tu culpa vi voltearse la moneda,
la vi en mi contra jugar…
Y por tu mismo juego perverso,
con Satanás voy a llegar.

No hay comentarios: