Vago sin motivo por horas y horas,
doy vueltas por doquier con la mirada fija,
lagrimas cubren mi rostro cual cascada salada,
la tristeza me hunde en su regazo
y esta noche de luna parece que no acaba.
Veo el reloj y recuerdo que no tiene batería,
por inercia comprendo cuantas horas han pasado,
me siento incomoda por no ser dominada por el tiempo,
pienso en la monotonía y cuanto la extraño,
me e convertido en otro zombi sin reencuentro.
Giro como la tierra sobre mi propio eje,
la sensación de mareo me ayuda a olvidar,
tomo un trago, enciendo un cigarrillo
¿pero que estoy haciendo si yo no fumo?
hago mil locuras y dejo un poco de llorar.
Después de tanto pensar siento un vacío en mi alma,
sin calma solo tortura, una soledad asfixiante,
el corazón se me oprime y la respiración se me corta,
mis lagrimas ya calmadas vuelven a caer gota a gota
y este dolor en el pecho es cada vez mas constante.
Mareada por el alcohol y sucia por el cigarrillo,
me hundo en una depresión sin lógica alguna,
todo porque la soledad se apodero de mi vida,
a pesar de estar tan acompañada, ella me acosa día a día,
el alcohol hace su efecto y me quedo dormida.
A la mañana siguiente es hora de recomenzar de nuevo,
me arreglo y me voy a estudiar aparentando ser feliz,
la gente me saluda normal sin sospechar lo sucedido
y yo les sigo la corriente para olvidar un poco lo vivido.
Pero al llegar a casa todo se repite otra vez
pues la soledad regresa y me lastima de nuevo,
es un siclo vicioso que nunca termina,
pues la soledad se convirtió en parte de mi rutina.
doy vueltas por doquier con la mirada fija,
lagrimas cubren mi rostro cual cascada salada,
la tristeza me hunde en su regazo
y esta noche de luna parece que no acaba.
Veo el reloj y recuerdo que no tiene batería,
por inercia comprendo cuantas horas han pasado,
me siento incomoda por no ser dominada por el tiempo,
pienso en la monotonía y cuanto la extraño,
me e convertido en otro zombi sin reencuentro.
Giro como la tierra sobre mi propio eje,
la sensación de mareo me ayuda a olvidar,
tomo un trago, enciendo un cigarrillo
¿pero que estoy haciendo si yo no fumo?
hago mil locuras y dejo un poco de llorar.
Después de tanto pensar siento un vacío en mi alma,
sin calma solo tortura, una soledad asfixiante,
el corazón se me oprime y la respiración se me corta,
mis lagrimas ya calmadas vuelven a caer gota a gota
y este dolor en el pecho es cada vez mas constante.
Mareada por el alcohol y sucia por el cigarrillo,
me hundo en una depresión sin lógica alguna,
todo porque la soledad se apodero de mi vida,
a pesar de estar tan acompañada, ella me acosa día a día,
el alcohol hace su efecto y me quedo dormida.
A la mañana siguiente es hora de recomenzar de nuevo,
me arreglo y me voy a estudiar aparentando ser feliz,
la gente me saluda normal sin sospechar lo sucedido
y yo les sigo la corriente para olvidar un poco lo vivido.
Pero al llegar a casa todo se repite otra vez
pues la soledad regresa y me lastima de nuevo,
es un siclo vicioso que nunca termina,
pues la soledad se convirtió en parte de mi rutina.
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